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La dependencia de insumos químicos —como fertilizantes sintéticos, pesticidas y herbicidas— ha generado consecuencias negativas sobre la salud del suelo, la biodiversidad, el ambiente y las personas. En respuesta, la agroecología propone un cambio profundo: dejar atrás la lógica del insumo y avanzar hacia sistemas vivos que funcionen por sus propios procesos ecológicos. En este camino, los preparados biológicos cumplen un rol clave.
El desafío de reducir la dependencia química
Desde mediados del siglo XX, la agricultura industrial se ha sostenido en una alta dependencia de insumos de síntesis química. Este modelo ha permitido un aumento de los rendimientos en el corto plazo, pero a costa de:
- Degradación de suelos.
- Contaminación de aguas y alimentos.
- Pérdida de biodiversidad funcional.
- Resistencia creciente de plagas y enfermedades.
- Aumento de costos para los productores.
- Riesgos para la salud humana y ambiental.
Superar esta lógica requiere un enfoque integral que priorice la regeneración de los agroecosistemas y la autonomía productiva.
¿Qué son los preparados biológicos?
Los preparados biológicos o bioinsumos son formulaciones basadas en organismos vivos o sus derivados, que se utilizan para mejorar la fertilidad del suelo, estimular el crecimiento vegetal o controlar plagas y enfermedades de forma natural.
Tipos principales:
- Biofertilizantes: inoculantes microbianos que mejoran la disponibilidad de nutrientes (e.g. rizobacterias, micorrizas).
- Biocontroladores: organismos que regulan plagas mediante depredación, competencia o antagonismo (e.g. tricodermas, bacillus).
- Bioestimulantes: extractos vegetales, aminoácidos, algas o ácidos húmicos que activan procesos fisiológicos en las plantas.
- Fermentos y caldos minerales: preparados caseros o semiartesanales que combinan materia orgánica, minerales y microorganismos.
Ventajas del uso de bioinsumos agroecológicos
La adopción progresiva de preparados biológicos permite:
- Regenerar la vida del suelo, promoviendo la actividad microbiana y el reciclaje de nutrientes.
- Fortalecer las defensas naturales de los cultivos, reduciendo la incidencia de enfermedades.
- Reducir la contaminación y los residuos tóxicos.
- Bajar los costos de producción mediante la elaboración propia.
- Aumentar la calidad nutricional de los alimentos, libres de residuos químicos.
Estrategias para el reemplazo progresivo
La transición agroecológica no se da de un día para otro. Requiere planificación, observación y adaptación. Algunas recomendaciones clave:
1. Diagnóstico inicial
Conocer el estado del suelo, los cultivos y el manejo actual es fundamental para diseñar una estrategia gradual de reemplazo de insumos químicos.
2. Sustitución por etapas
No se trata de reemplazar un producto por otro, sino de modificar el manejo. Puede comenzar reduciendo dosis de fertilizantes químicos e incorporando compost, biofertilizantes o microorganismos benéficos.
3. Producción propia o acceso a bioinsumos confiables
Muchos preparados pueden elaborarse a escala predial (caldos, fermentos, inoculantes caseros), mientras que otros —como ciertos biofungicidas o bioinoculantes— pueden adquirirse de fuentes certificadas, preferentemente locales.
Ejemplos prácticos de transición
- Huertas familiares que reemplazan pesticidas por extractos de ajo, ortiga o jabón potásico.
- Chacras agroecológicas que aplican bocashi, biofertilizantes líquidos y caldos minerales.
- Productores ganaderos que incorporan bioinoculantes en la mejora de pasturas.
- Cultivos extensivos que usan microorganismos del suelo nativos como parte del manejo integral.
Barreras comunes y cómo superarlas
Algunos obstáculos frecuentes en la transición son:
- Desconocimiento técnico: se requiere formación continua y asesoramiento.
- Falta de insumos o laboratorios locales: impulsar redes de producción y distribución de bioinsumos.
- Miedo al “fracaso” productivo: comenzar con experiencias piloto y escalar gradualmente.
- Ausencia de políticas públicas: se necesitan marcos legales que impulsen la adopción agroecológica y regulen el uso de bioinsumos.
Del insumo al proceso, una mirada regenerativa
La transición hacia una agricultura sin insumos químicos no es solo técnica, sino también cultural y política. Reemplazar agrotóxicos por preparados biológicos implica confiar en la capacidad regenerativa de la naturaleza, en la observación del territorio y en la construcción de saberes colectivos. Es un camino de autonomía, salud y reconstrucción de los vínculos entre suelo, plantas, productores y consumidores.
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