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En un contexto de degradación ambiental, crisis climática y pérdida de biodiversidad, la agroecología plantea un enfoque integrador que combina producción y regeneración. Los policultivos, la agroforestería y los modelos silvopastoriles constituyen tres pilares fundamentales para el diseño de sistemas agrícolas resilientes, diversos y funcionales.
¿Por qué integrar diferentes sistemas productivos?
Los monocultivos, caracterizados por la producción de una sola especie en grandes extensiones, generan desequilibrios ecológicos, dependencia de insumos externos y pérdida de fertilidad. Frente a este modelo simplificado, los sistemas integrados promueven relaciones sinérgicas entre especies vegetales y animales, imitando la estructura y dinámica de los ecosistemas naturales.
Policultivos: diversidad en la unidad productiva
Los policultivos consisten en la siembra simultánea o escalonada de varias especies vegetales en una misma superficie. Esta estrategia permite:
- Mejorar el aprovechamiento de recursos (luz, agua, nutrientes).
- Reducir la presión de plagas y enfermedades.
- Disminuir la competencia entre especies mediante la complementariedad.
- Proveer una dieta más variada y saludable.
- Aumentar la estabilidad productiva ante eventos climáticos adversos.
Ejemplos de asociaciones funcionales
- Maíz–poroto–zapallo: modelo tradicional mesoamericano basado en la sinergia entre plantas trepadoras, fijadoras de nitrógeno y cubresuelos.
- Cebolla–zanahoria: repelencia cruzada a plagas comunes.
- Hortalizas de hoja + aromáticas: estimulación del crecimiento y control natural de insectos.
Agroforestería: cultivar con árboles para regenerar el paisaje
La agroforestería combina especies forestales con cultivos agrícolas y/o animales en un mismo espacio, promoviendo múltiples estratos productivos. Existen distintos tipos:
- Sistemas agrosilvícolas: cultivos bajo sombra de árboles.
- Sistemas silvoagrícolas: árboles frutales o forestales junto a cultivos anuales.
- Sistemas agrosilvopastoriles: integración completa de cultivos, árboles y animales.
Beneficios clave
- Conservación de suelos y aumento de materia orgánica.
- Regulación hídrica y microclimática.
- Sombra y alimento para el ganado.
- Producción diversificada: alimentos, leña, madera, forraje, frutas.
- Incremento de la biodiversidad funcional.
Silvopastoreo: combinar ganadería y árboles de forma sustentable
El modelo silvopastoril integra árboles con pasturas y animales, generalmente bovinos u ovinos. A diferencia de la ganadería extensiva tradicional, promueve:
- Bienestar animal gracias al confort térmico proporcionado por los árboles.
- Mejora de la calidad del pasto en zonas de sombra.
- Captura de carbono y recuperación de suelos degradados.
- Producción mixta: carne, leche, madera, frutas, forrajes.
Experiencias destacadas
En América Latina se destacan iniciativas como las de ganadería regenerativa con árboles nativos, la cría de cabras en sistemas arbustivos, y la rotación planificada en parcelas arboladas, que mejora la salud del suelo y reduce la carga parasitaria.
Efectos sinérgicos y resiliencia en sistemas integrados
Cuando se combinan adecuadamente, los policultivos, la agroforestería y el silvopastoreo generan efectos sinérgicos que potencian la eficiencia del sistema:
- Mayor captura de energía solar por diferentes estratos.
- Ciclos cerrados de nutrientes.
- Aumento de la biodiversidad funcional.
- Reducción del uso de insumos externos.
- Capacidad adaptativa ante cambios ambientales.
Recomendaciones para la transición agroecológica
- Diseño participativo: involucrar a productores, técnicos y comunidades en la planificación.
- Escalabilidad progresiva: iniciar con pequeñas áreas demostrativas.
- Monitoreo y ajustes: observar y corregir de forma continua.
- Formación continua: generar espacios de intercambio de saberes.
- Políticas de apoyo: promover marcos normativos y económicos favorables.
Hacia paisajes productivos biodiversos y funcionales
El tránsito hacia una agricultura regenerativa y resiliente requiere integrar diversas estrategias que fortalezcan los vínculos entre producción y naturaleza. Los policultivos, la agroforestería y el silvopastoreo no solo aportan soluciones técnicas viables, sino que permiten recuperar el sentido ecológico, social y cultural de la actividad agrícola. Son, en definitiva, caminos hacia una agroecología viva.
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