BROTA

PILAR DE LA RESILIENCIA AGRÍCOLA Y LA EVOLUCION DE LOS CULTIVOS.
La diversidad genética constituye la base de la agrobiodiversidad. Se refiere a la variabilidad hereditaria que existe dentro de una misma especie y que permite su adaptación, evolución y supervivencia frente a cambios ambientales o presiones selectivas. En el contexto de la agricultura, esta diversidad resulta clave para garantizar la resiliencia de los sistemas productivos, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ecológica.
Este artículo técnico-educativo explora qué es la diversidad genética, por qué es fundamental en los agroecosistemas, y cómo se puede conservar y potenciar en la práctica agroecológica.
¿Qué es la diversidad genética?
La diversidad genética es la variación de genes dentro de una especie, y se manifiesta en las diferencias entre individuos, poblaciones o variedades. En cultivos y animales domésticos, esta variación ha sido moldeada tanto por procesos naturales como por selección artificial a lo largo de milenios.
En términos prácticos, se observa en:
- Las múltiples variedades de maíz adaptadas a diferentes altitudes.
- Las diferencias entre tomates criollos en tamaño, color y sabor.
- Las líneas genéticas de poroto, trigo o papa con distintas tolerancias al frío, sequía o enfermedades.
Sin diversidad genética, los cultivos no pueden evolucionar ni adaptarse a condiciones cambiantes.
Importancia de la diversidad genética en la agricultura.
En los sistemas productivos, la diversidad genética es fundamental porque:
- Mejora la capacidad de adaptación de los cultivos a su entorno.
- Proporciona resistencia natural a plagas y enfermedades.
- Reduce el riesgo de pérdida total de cosechas, al contar con genotipos diversos.
- Facilita el desarrollo de nuevas variedades a partir de selección participativa o mejora genética local.
Frente a desafíos globales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el agotamiento de recursos, mantener una base genética amplia es una estrategia de resiliencia.
Erosión genética: una amenaza silenciosa.
La erosión genética es la pérdida progresiva de variabilidad dentro de las especies cultivadas. Las causas principales son:
- El reemplazo de variedades locales por híbridos comerciales.
- La expansión del monocultivo.
- La homogenización alimentaria y del consumo.
- El patentamiento y privatización de recursos genéticos.
Esta pérdida reduce la capacidad adaptativa de los cultivos y limita la autonomía de los agricultores.
Estrategias para conservar la diversidad genética.
En la práctica agroecológica, existen múltiples formas de preservar y enriquecer la diversidad genética:
1. Uso de semillas criollas y nativas
Permiten mantener líneas adaptadas al entorno y libres de propiedad intelectual.
2. Resiembra y selección campesina
Cada ciclo de cultivo es una oportunidad de adaptación local y mejora genética comunitaria.
3. Conservación in situ y bancos de semillas
Al conservar semillas en su contexto, se mantiene su evolución activa.
4. Intercambio y circulación de semillas
Fortalece la red genética y cultural entre regiones y comunidades.
Conservar genes es conservar futuro.
La diversidad genética no es un recurso del pasado, es una herramienta vital para el presente y el futuro de la agricultura. Fortalecerla desde prácticas agroecológicas es una forma concreta de construir sistemas alimentarios más justos, resilientes y en armonía con la naturaleza.
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En Brota compartimos herramientas prácticas, contenidos técnicos y experiencias para promover la biodiversidad desde la tierra.
