BROTA

UNA MIRADA INTEGRAL PARA EL DISEÑO DE AGROECOSISTEMAS SOSTENIBLES.
La sostenibilidad en la agricultura no depende solo de qué se cultiva o cuántas especies se usan, sino también de cómo se organiza el entorno donde sucede el cultivo. La diversidad ecosistémica es el componente de la agrobiodiversidad que permite integrar paisaje, clima, suelo, agua, flora y fauna en una visión holística del sistema productivo.
En este artículo técnico-educativo exploramos qué es la diversidad ecosistémica, cuál es su valor en los sistemas agrícolas, y cómo puede ser aplicada en el diseño y manejo de agroecosistemas resilientes.
¿Qué es la diversidad ecosistémica?
La diversidad ecosistémica se refiere a la variedad de hábitats, comunidades biológicas y procesos ecológicos que ocurren en un determinado territorio. En agricultura, implica reconocer que el sistema productivo no es una unidad aislada, sino parte de un ecosistema más amplio con múltiples relaciones y funciones.
Ejemplos de diversidad ecosistémica:
- Interacción entre cultivos, bosque nativo, cursos de agua y polinizadores.
- Agroecosistemas que integran cultivos, animales, árboles y microorganismos del suelo.
- Convivencia de zonas productivas con áreas de conservación o regeneración.
La diversidad ecosistémica es el marco donde se expresan la diversidad genética y la diversidad específica.
Importancia de la diversidad ecosistémica en la agricultura.
Este nivel de diversidad cumple funciones ecológicas estratégicas:
- Regulación hidrológica: zonas con vegetación natural regulan la infiltración y retención de agua.
- Control biológico natural: corredores biológicos permiten el desplazamiento de enemigos naturales de plagas.
- Conservación de polinizadores y fauna benéfica: ecosistemas diversos sostienen la vida más allá del cultivo.
- Reciclaje de nutrientes y materia orgánica: gracias a la interacción entre suelo, plantas y microbiota.
- Resiliencia paisajística: amortigua el impacto de eventos climáticos extremos.
Consecuencias de la pérdida de diversidad ecosistémica.
La fragmentación del paisaje, la deforestación y la expansión de monocultivos han provocado una grave pérdida de diversidad ecosistémica en muchos territorios. Esta degradación genera:
- Disminución de la fertilidad y estructura del suelo.
- Pérdida de biodiversidad funcional.
- Contaminación de cuerpos de agua y reducción de su capacidad de autorregulación.
- Mayor vulnerabilidad a plagas, sequías e incendios.
¿Cómo promover la diversidad ecosistémica en sistemas agroecológicos?
La agroecología propone prácticas concretas para restaurar y sostener esta diversidad:
1. Integración de árboles y vegetación nativa.
Incluir cortinas forestales, cercos vivos, franjas de biodiversidad y sistemas agroforestales.
2. Manejo del paisaje productivo.
Diseñar el sistema considerando conectividad ecológica, fuentes de agua, orientación solar y usos del suelo.
3. Zonificación funcional.
Diferenciar áreas de cultivo, conservación, reciclaje y servicios ecosistémicos.
4. Restauración ecológica.
Recuperar suelos degradados, pastizales naturales y bordes productivos con especies locales.
5. Sincronía con ciclos naturales.
Ajustar calendarios productivos al comportamiento del ecosistema (clima, lluvias, migración de fauna, etc.).
Pensar en ecosistemas, no en parcelas.
La diversidad ecosistémica permite que la agricultura deje de ser una actividad extractiva y se convierta en una forma de regenerar el territorio. Al trabajar con la naturaleza en lugar de contra ella, se abren caminos para una producción que cuida, equilibra y sustenta la vida.
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