BROTA

El bosque es una de las formas más complejas y vitales de organización natural. Regula el clima, almacena carbono, protege el suelo y mantiene la biodiversidad que sostiene los sistemas agrícolas y la vida humana. Sin embargo, en gran parte del territorio argentino —y del Cono Sur en general— los bosques nativos han sido reemplazados por plantaciones forestales homogéneas, especialmente de eucaliptos y pinos.
Esta sustitución, justificada históricamente por motivos económicos y productivos, ha transformado profundamente el paisaje, generando desequilibrios ecológicos y conflictos sociales.
1. Bosques nativos: base de la resiliencia ecológica
Los bosques nativos representan un entramado biológico complejo donde cada especie cumple una función específica en el equilibrio del ecosistema.
- Regulan el ciclo del agua y la temperatura local.
- Aportan materia orgánica y nutrientes al suelo.
- Favorecen la infiltración y reducen la erosión.
- Mantienen la diversidad genética y la estabilidad ecológica.
Su degradación o reemplazo implica la pérdida de procesos naturales que no pueden ser reproducidos artificialmente por sistemas de plantación.
2. Eucaliptos y el avance del modelo forestal industrial
El cultivo de eucaliptos se expandió como respuesta a la demanda de materia prima para las industrias papelera, maderera y energética. Su rápido crecimiento y alta productividad hicieron de estas especies una opción atractiva desde el punto de vista económico.
No obstante, el modelo de monocultivo intensivo presenta impactos ambientales significativos:
- Reducción de la biodiversidad.
- Alteración del balance hídrico.
- Empobrecimiento del suelo.
- Homogeneización del paisaje y pérdida de hábitat.
Estos efectos se acentúan cuando las plantaciones se realizan sobre antiguos bosques nativos o áreas de valor ecológico.
3. Transición hacia una silvicultura agroecológica
El desafío actual consiste en integrar la producción forestal dentro de un enfoque agroecológico, basado en la diversidad, la regeneración y el respeto por los ciclos naturales.
La silvicultura regenerativa, los sistemas agroforestales y las plantaciones mixtas con especies nativas representan alternativas viables para reconfigurar el vínculo entre bosque y producción.
Estas estrategias promueven suelos vivos, agua disponible, conectividad biológica y economías rurales sostenibles.
4. Una mirada integral desde la agroecología
El análisis de los eucaliptos no puede limitarse a una evaluación productiva o ambiental aislada. Se trata de un problema de diseño territorial, donde la distribución de los cultivos, la cobertura forestal y el uso del agua deben entenderse como partes de un mismo sistema.
La agroecología ofrece las herramientas conceptuales y prácticas para repensar ese sistema desde la interdependencia: producir sin degradar, regenerar mientras se produce.
Conclusión
El futuro de los bosques dependerá de la capacidad colectiva para abandonar los modelos extractivos y reconstruir paisajes diversos, funcionales y resilientes.
Esta serie de artículos busca aportar una visión técnica, ecológica y territorial sobre la relación entre bosques, eucaliptos y agroecología, promoviendo un debate informado y la búsqueda de alternativas productivas compatibles con la vida.
